viernes, 1 de junio de 2012
Nadie
Nadie es indispensable. Es lo primero de lo que nos damos cuenta cuando nos decepcionan y toca seguir adelante. Sin embargo, nos pasamos la vida tratando de hacer que alguien nos sea indispensable y de ser indispensables para alguien.
Para nuestra familia, para nuestros amigos y amigas, y finalmente para nuestra pareja.
¿Por qué tendremos esa manía tan extraña de depender en mayor o menor medida de los demás?; ¿Será una necesidad inherente a la estupidez humana o solo una costumbre absurda muy arraigada?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ayer te dije que te seguiría la pista.
ResponderEliminarY es que en algo tan breve como este texto, me encuentro ahora mismo demasiado reflejado.
Daría muchas cosas por poder tener la clarividencia de verlo así, mientras las cosas me están pasando por encima. Sé la teoría y sé que es cierta. Pero cuesta demasiado, está costando demasiado.
Querido desconocido:
ResponderEliminarA veces es para mi tan sencillo como respirar, el plasmar en un texto lo que, a mi entender, es el reflejo de los propios sentimientos. Ésto no quiere decir que al tratar de ser consecuente en mi día a día no encuentre dificultades y/o contradicciones.
Cuando se trata de decepción, o de encajar el dolor que alguien nos ha propiciado; sumidos en una fuerte marejada de dudas e insatisfacciones, buscamos desterrar a esa persona de nuestro corazón con la misma violencia y pasión con que le abrimos las puertas del mismo. No es posible. Como cito en otro de mis post, todo progreso hacia delante, requiere un lento y mortífero desapego con el pasado.
Lo más importante, no es sino ser capaz de dar con esa "clarividencia" que, aun lejos de mostrarnos el camino, será capaz de darnos la fuerza y las ganas, necesarias para finalmente salir invictos.
En lo tocante a "lo que cuesta", deberíamos distinguir el logro, de la clarividencia. Y sobra decir, que así como nadie es indispensable, tampoco es sustituible. Las personas no desaparecen, menos aún las que nos han hecho mucho bien, o mucho daño, sencillamente desalojan la zona "vip" de nuestro corazón, y se mudan a nuestra memoria, de la que no suelen tener intención de irse, hasta dentro de mucho, mucho tiempo. Hemos de aprender a vivir con ello.
Espero haberle sido de ayuda en algo.
¡Saludos!
Soy desconocido, bueno semi-desconocido aunque no firmé aquí. Soy el mismo que ayer te dijo en Twitter que le había gustado tu blog y lo seguiría.
ResponderEliminarY por favor, no me trates de usted.
Pues entiendo y comparto lo que dices.
La verdad que cuando me preguntan qué siento, no sé responder. Es tal la mezcla de sensaciones que se nubla todo y sólo tengo la certeza de dos cosas: el nudo que tengo en la garganta y el que tengo en el estómago. No ha sido una decepción que se pueda tildar (si es que se puede hacer) de "aceptable". Ha sido algo más. O al menos para mí. Cuando llevas bastante tiempo al lado de una persona, y casi como un puñetazo, pero además un solo, descubres cosas que no te habrías ni imaginado, el sentimiento de tristeza, fallo e incredulidad se hace muy grande.
Y no sabes dónde ubicar esos recuerdos y a esa persona. Cómo verla. Cómo verte tú, que evidentemente con tus fallos, has intentado hacer las cosas lo mejor que has podido y has estado ahí incondicionalmente ante los problemas que la otra persona se ha encontrado, que en su caso ha sido uno muy grande y con el que básicamente sólo ha contado con tu apoyo. Ante eso no esperas amor incondicional, ni mucho menos, pero sí esperas que al menos algo más simple, como es la lealtad, sea tenida en cuenta. Pero no, te das cuenta que no.
Pues lo creas o no, sí me ha servido. Probablemente te sirva de menos a ti, porque conmigo ya ves lo que traigo.
Un saludo :)
Y gracias
En primer lugar, muchísimas de nadas.
ResponderEliminarMira, no dispongo de una clarividencia tal, que me permita conocer tus sentimientos ni comprender la gravedad de lo que te aflige. Sin embargo, por lo que leo, el disgusto ha sido abismal.
Lo que esperas de las personas casi nunca es lo que luego recibes y, desde luego, que la ayuda no se devuelve en forma de amor incondicional, ni de ninguna otra manera necesariamente.
Insisto, sólo sé lo que puedo sacar de tus líneas. Y según parece, tu has ayudado a esa persona, la has querido, e incluso, por lo que cuentas, has estado hasta el último instante haciendo las cosas lo mejor que has podido. De ahí, concluyo, ha venido el chasco que te has llevado, junto a la decepción que le sigue.
De "Tú a Tú"; tu deber ahora es solo contigo mismo. Deja al tiempo lo que es del tiempo, como el ubicar a las personas, tanto a ti como a esa otra. No busques una decepción aceptable, porque como tal, ninguna lo es. Al menos no para la parte desolada.
El primer paso es aceptar las situaciones, los hechos, tal y como son. La segunda, superar el embeleso al que tenías acostumbrada a esa persona, y dejarla ir. Sácala de tu vida, desgüaza al dolor. Y lo más importante, no te pases la vida haciendote preguntas para las que nadie va a darte una respuesta. La mayoría de las veces, no suele haberla.
Suerte, y ánimo.
Un saludo :)
No es justo por mi parte estar contándote todo esto hablando en clave.
ResponderEliminarHay muchos matices, que no voy a escribir aquí porque entre el calor y el sopor que te daría yo, te causaría una lipotimia.
Es una relación de casi cinco años.
Ahora me situo en noviembre de 2010. Su padre fallece en un accidente. Se va a andar en bicicleta y no vuelve. Ella hija única con una madre con muy pocos arrestos. A partir de ahí puedes imaginar lo que viene, aunque seguramente será peor aún. No me separé de ella.
Teníamos planeado un Erasmus para el año siguiente. Evidentemente a mi ni se me ocurrió proponer el marchar, lo dejé a su elección. Y ella elige que sí, que hacemos el examen de idioma y al año siguiente nos vamos.
Los meses siguientes son meses muy malos, ella lo pasa fatal, y yo lo paso fatal por verla así y porque por mucho que quieras sólo puedes estar ahí.
Por algún motivo que desconozco mi caracter se fue agriando, no me gustaba nada de lo que veía a mi alrededor.
Llega el momento de irnos a Italia en septiembre de 2011. Nos vamos.
No tenemos especiales problemas en la convivencia, compartimos habitación y cama. Nos distribuimos nuestras tareas. También hacemos nuestros viajes.
Enero de 2012, ella que hasta ese momento había tenido siempre un ojo puesto en su madre, a la que veía que no levantaba cabeza, empieza a despreocuparse de ella al ver que va mejorando. Empieza a ponerse fatal. En resumen mi madre es médico, la lleva a un psiquiatra amiga de ella, y tiene una depresión. Ante este panorama lo mejor es quedarnos hasta que mejore algo con la medicación y vaya cogiendo unos niveles de serotonina.
A finales de febrero de 2012 nos volvemos a Italia. Intento hacerlo lo más amenos que puedo y no paramos de viajar. Lo pasamos bien.
ResponderEliminarMarzo/Abril de 2012. Se acerca la vuelta a España para las vacaciones de Semana Santa. Tenemos un parcial de una de las asignaturas más duras de la carrera. Nos ha cogido el toro, ella decide que no lo hace. Yo decido que tengo una semana y lo voy a intentar.
Volvemos a España, como dije mi carácter se había agriado en general, y ella que era la que más cerca estaba, era la que más lo sufría. Me pidió que cambiase. Yo le dije que no sabía por qué pero que era algo casi instintivo. El caso es que llegamos y me metí una maratón de estudio. Tuvimos, principalmente motivadas por mi, unas semanas no muy buenas aquí.
A mediados de abril volvemos a Italia. La noto rara. Se lo digo, y que creo que hay algo que no me está contando. Si tiene que hacerlo, es el momento. Responde que no.
Mayo, falta semana y media para los exámenes de fin de curso y para la vuelta a España. Se deja su correo abierto en mi iPad. Lo miro, no lo puedo evitar. Ahí lo descubro todo. Se ha visto con alguien durante la última vez que estuvimos en España. El nivel de los emails es paupérrimo, sé que puedes pensar que lo digo desde el dolor, pero es que es así. Para que te hagas una idea, él, que tiene novia y que pretende dejarla para estar con ella, llega un momento en el que se harta de las ambigüedades que obtiene por respuesta (está jugando claramente con él), y le exige que le diga claramente qué es lo que van a ser cuando ella vuelva a España, que no va a dejar a su novia por una amiga 0_0 Un romántico desde luego. Esto sólo es un ejemplo, hay muchas más cosas que sentía vergüenza ajena al leerlas. Total, que ella ya le había mandado a la mierda cuando yo me enteré de todo, pero al fin y al cabo, qué más daba.
Le enseño el iPad con todo. Se echa a llorar. A mares. Coge su iPad y se dispone a sacar un billete de vuelta a España. Le digo que la relación muy probablemente se haya jodido, pero no estoy dispuesto a hacer lo mismo con el curso. Nos quedamos y seguí durmiendo con ella en la misma cama durante esos días. Al principio no me salían las palabras, no podía. Ella lloraba. Terminamos por hablar, hablamos mucho. Algunas cosas que ella me decía podía llegar a entenderlas. Pero no la justificaban. Ella creía que yo ya no la quería, y necesitaba un cariño y unas palabras que yo no le daba. En cierto modo, no digo que no sea cierto, aunque eso es no valorarme de forma justa, ella sabía cómo soy yo, y que demuestro las cosas de otra manera. Según ella lo hizo por una mezcla de rabia hacia mi, necesidad y sentimiento de que no me importaría (¿hay excusa peor que ésta?).
ResponderEliminarEn resumidas cuentas yo le dije que no estaba dispuesto a tirar todo lo que había habido sin intentar reconducirlo, y si había una posibilidad de salir adelante, aunque fuese con tiempo, buscarla. A ella durante esa semana se la ve ilusionada.
Volvemos a España a finales de mayo. Habíamos quedado en darnos un tiempo, para que en palabras de ella, yo me aclarase. Tomarnos las cosas con calma, vernos de vez en cuando. Pero no. LLegamos y ella se fue encerrando en sí misma. Cada día me hablaba menos. Me termina diciendo que no la voy a perdonar (cosa que la verdad, ni yo mismo puedo decir que sea cierta o no) y que me quiere con locura, pero que duda de la forma en la que lo hace (¿?). Dice que no quiere pensar, que quiere estar sola y que está sin ganas en la relación.
El otro día le pregunté, no sin sentirme gilipollas, si era realmente esto lo que quería, y me dijo que sí, que no quería seguir. Se cambiaron las tornas, y en parte por mi culpa. Parece que aceptamos el cambiar los papeles, como si hubiese sido yo el que ha fallado y ella la damnificada. Cosa que todavía me hace sentirme más gilipollas.
Con el paso de los días he ido tomando más consciencia de la situación y de la realidad. Y cada vez levantarme de la cama se hace más duro. Me quedan dos asignaturas para terminar la carrera, y me quedarán para noviembre. No tengo fuerzas.
ResponderEliminarTodo esto es a grandes rasgos lo que ha motivado el cómo me siento y lo que expresé más arriba.
Huelga decir que si no quieres tener cosas tan personales aquí escritas o sencillamente no te gusta, bórralo sin el más mínimo problema. Y lo siento si te he dado el coñazo.
Un saludo (efusivo, ésta escucha no merece menos) :)
Quiero que sepas que ya he leído todo, y no tengo nada que objetar en cuanto a que permanezcan o no éstos comentarios aquí. Eso, más bien, es una decisión tuya. Si he tardado tanto en contestarte ha sido, en parte por falta de tiempo, y en parte también por miedo a implicarme demasiado. Tampoco sé a ciencia cierta si verdaderamente puedo hacer algo por ti, ni si el hecho de que yo contestase iba a influir en algo, una vez tu has conseguido plasmar aquí todo lo que te tenía maniatado en cuanto a sentimientos se refiere.
ResponderEliminarCreo que, ese paso ha logrado galvanizarme. Es posible que a ti incluso.
Me resulta sublime tu manera de expresarte, es más, jamás había leído un resumen tan rematadamente plástico, sobre una relación, de principio a fin.
Es obvio que alabando tu escritura no hago sino desviarme del tema en materia.
No recuerdo los detalles, y mi tiempo es escaso, pero por lo que alcanzo a recapitular, la conclusión para mí es más que obvia; esa persona a la que aún amas, no está bien. A veces las personas buscan escapar de la realidad de maneras muy poco ortodoxas, y más tratándose de mujeres, -no solemos tener ni idea de lo que queremos, y la que lo niegue, miente-, es por ésto por lo que yo no me lo tomaría como algo tan personal, como una traición o una deslealtad. Es muy posible que el hecho de que las tornas cambien se deba principalmente a la perspectiva, por su parte, de una relación en decadencia, sin futuro alguno. No por tu culpa, ni mucho menos, sino por la suya; lo que, por cierto, para el caso...
Jamás pondría tus palabras en tela de juicio, sin embargo, es posible que hayas estado tan contrariado tratando de ayudarla a levantar cabeza, que la hayas desatendido como mujer. Digo, solamente, que cabe esa posibilidad.
En cuanto a qué hacer ahora, no puedo decirte nada más vacuo que "sigue adelante", pareces una persona muy inteligente y con una capacidad inmensa de amar, con lo que, no te será difícil rehacer tu vida. En cuanto a ella, debe encontrar por sí misma el camino. Y nadie nos enseña el "Cómo" mejor que la vida misma.
Un saludo cordial,
Cuídate!
Muchas gracias por todo Rocío.
ResponderEliminarHice lo que pude, que probablemente no fuese todo lo necesario. También tengo claro que su padre, que era una figura muy importante para ella, la que más, dejó un vacío que ella pretendió que yo llenase, y me negué desde el comienzo a asumir papeles que no me correspondían.
Al final, como seres racionales que somos, seguramente tendemos a complicar cosas que en realidad son más sencillas.
Sólo me queda darte las gracias por todo, me ha valido escuchar tu perspectiva. Aunque pueda parecer extraño, si me he abierto aquí de esta forma, ha sido porque al leer tu blog encontré una sensibilidad especial, que me gusta, y expresada de una forma que me hace sentirla.
He de reconocer también, que he esbozado una sonrisa al leer las cosas buenas que me has dicho, uno anda con la autoestima un poco baja.
Seguiré por aquí, aunque prometo que intentaré ser más liviano.
;)
"Al final, como seres racionales que somos, seguramente tendemos a complicar cosas que en realidad son más sencillas"
ResponderEliminarGran cita la que has plasmado aquí. Gran verdad. Y, sobretodo y pese a todo, gran onerosa y sobrecogedora bendición. "El ser humano es extraordinario". Me pregunto a menudo quién fue el valiente bufo que no tuvo en cuenta que, al no haber ser humano ordinario, el contexto excluye atrozmente la posibilidad de que la frase cobre sentido. Obviamente bromeo, con cierta ironía.
Ciertamente no existe ser humano ordinario, y como tal, éste no conoce límites.
Te digo ésto, porque probablemente lo que hiciste fue justamente lo necesario. Lo necesario para ese momento, para esa situación, o para lo que (en ese momento), lo fue para ti.
Cada día tomamos decisiones, hacemos elecciones minúsculas en comparación con lo abismal del universo y la vida. Cada día nos arriesgamos más o menos, intentamos hacer las cosas bien, o en su defecto, al menos, en nuestro beneficio. Aunque no es lo mismo. Cada día, sentenciamos de alguna manera nuestro futuro, en pequeñas dosis; nos solemos equivocar, y la mayor parte de las veces ni siquiera somos conscientes de ello. Pero la realidad es que no es tan importante el rectificar, sino el darse cuenta, y aprender.
Y a eso quería llegar. Tu ya has madurado tus posibles errores, ya has puesto de manifiesto -aunque solo fuese para ti mismo- tus límites y tus pretensiones. Has comprendido el calvario al que te enfrentas y lo has hecho de una manera que, francamente, deslumbra.
Debo insistir en que tu deber ahora es contigo mismo. libérate de culpas. El tiempo para el que olvida es pausado y flemático, pero al final, pone a cada uno donde le corresponde; y se las apaña para deshollinar nuestro corazón de impurezas y antiguas amenazas hostiles. De manera que, sigue siendo tan fantástico, y sé muy feliz.
Daré gracias si vuelven tus comentarios de cuando en cuando; como ves, ésto está bastante "muerto"... y leerte resulta más que grato y conmovedor.
un efusivo saludo para ti. :)